La inteligencia artificial es una tecnología disruptiva que tiene la capacidad de generar un impacto significativo en diversos aspectos de la sociedad y la economía. Entre las razones que hacen de la inteligencia artificial una tecnología revolucionaria, cabe destacar su contribución a una mejor toma de decisiones por parte de las personas, en tanto que es capaz de analizar grandes conjuntos de datos y extraer información valiosa de ellos de forma ágil. La inteligencia artificial también permite la automatización de procesos en diversos ámbitos. En definitiva, en el caso del sector público, estas y otras aplicaciones de la inteligencia artificial permiten que las personas centren sus esfuerzos en tareas de valor añadido y tomen decisiones apoyadas en datos, para dar lugar a mejores servicios o a una mejor atención, entre otros beneficios.

Sin embargo, es importante señalar que el uso de la inteligencia artificial también plantea desafíos éticos y sociales que deben abordarse de manera responsable. La importancia de la inteligencia artificial radica no solo en sus beneficios potenciales, sino también en la necesidad de abordar sus implicaciones éticas y sociales a medida que se avanza en su desarrollo y adopción. Así lo reconoce la Unión Europea, que ha asumido el compromiso de liderar a nivel mundial el establecimiento de normas armonizadas en materia de gestión de sistemas de IA y de los riesgos asociados a dichos sistemas. 

Por ello, esta guía, de forma coherente con la normativa europea, pretende servir como soporte en la gestión de proyectos que integren sistemas de inteligencia artificial en la administración pública, aportando los pasos que se han de dar y los controles de riesgos que se han de realizar desde que se concibe una oportunidad hasta que se convierte en un proyecto, de forma que se garantice la óptima adopción de esta tecnología.

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Guía práctica para la gestión de la inteligencia artificial en las Administraciones públicas